A diario se peleaban unas monjitas por una bicicleta, ya que
todas querian montarla. Tanto se fijaban por aquella famosa bicicleta que un buen
dia colmaron a la madre superior quien fastidiada de oir los pleitos les dijo con
mucho coraje
“madres, por el amor de dios, si siguen peleandose por esa bicicleta chatarra, le
pondre una silla!”
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