"Mira, guapo, resulta que soy prostituta y el polvo te va a costar 60 Euros".
El tío, que ya no puede aguantar el calentón, acepta. Después del polvo ella le pide:
"¿Por qué no me llevas a la ciudad a tomar algo?"
"Mira, bonita, resulta que soy taxista y la carrera hasta la ciudad te costará 120 Euros".
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